viernes, 24 de agosto de 2012

El Oficio de Constructor de Puentes


Mi Abuelo fue un constructor de Puentes, tenía unos brazos enormes y largos capaces de rodear un tronco de árbol, levantarlo y tenderlo sobre un río. Siempre anduvo en eso, aunque fue hombre de múltiples oficios, aquel más destacado o que al menos yo más recuerdo, de entre todos los recuerdos es ese. Lo descubrí una mañana, más bien cercano al mediodía, al cruzar un viejo puente de grandes troncos, mi Madre me lo dijo: - Este puente lo hizo tu Abuelo. – En virtud de cierta habilidad para soñar despierto que poseo, ver e imaginar a mi abuelo, cortando los maderos y levantándolos para cruzarlos sobre el río manso que serpenteaba por entre bosques de pinos, comunicando un lugar con otro, a unas gentes con otras gentes, fue solo un pestañeo. Y me pareció impresionante emprender una misión tan importante como esa.
Siempre he pensado que no tengo buena memoria, lo que tengo son buenos recuerdos y este es uno de ellos, pero no me percate hasta hoy la importancia de un recuerdo como este, de lo vital que podría ser tenerlo guardado en algún rincón de mi ser, aparentemente olvidado, pero influyendo en cada paso que emprendía, definiendo cada acción decidida en mi vida. No creo en el destino, en lo que sí, creo es que cada cual tiene una misión, que junto con nuestros aprendizajes, existen tareas que debemos resolver en algún momento de nuestra existencia, si no es en esta vida será en la siguiente. Por ello nacemos dentro de una determinada familia y el universo o la vida en último caso, nos va colocando frente a distintas personas que nos van entregando una pieza del puzle. Algunos se dan cuenta luego de cuáles son esas tareas, a otros nos cuesta más y deambulamos por ahí medios perdidos, pero siempre el universo vuelve a restablecer la sinergia y organiza el caos que armamos, siempre se restablecen los ritos primordiales. Siempre habrá alguien que vendrá como un ángel a bendecirte con una parte de la verdad e indicarte el camino y es que en cada paso, si somos buenos observadores, si nos damos el tiempo, si nos permitimos el espacio en nuestra agitada vida, encontraremos las señales que nos guíen. Estas se presentan como situaciones, oportunidades, personas, imágenes, gestos que debemos permitirnos que nos afecten, solo así descubrimos lo que somos.
Existen creadores, artistas inventores, educadores, realizadores, reparadores, lideres y liderados, cada cual con una función vital, importante irrenunciable dentro de este gran sistema humano. Sin duda que el mundo sería tan distinto si cada cual hiciera su parte, ni más ni menos, hacer lo que tiene que hacer, solo eso, pero hacerlo con propiedad y bien.
Me di cuenta que tal vez no vaya a inventar algo, pues tan creativo no soy, tanto talento no tengo, pero lo que si se me da bien es cierta capacidad para unir, juntar, para entender algunas conexiones entre cosas y casos, tejer un puente entre una y otra cosa. Pero estos últimos días entendí el recuerdo de ‘’construir puentes’’. Es entonces tejer un puente entre realidades humanas que se observan desde miradas distintas aunque estén en una misma familia. Entre el caballo y su jinete, entre ese niño observado desde la discapacidad de incorporar una realidad distinta y el mundo, un mundo que le observa y que a su vez es observado.
Mi Abuelo me ha dejado un legado y que hoy recién lo he abierto con propiedad, es que en el país de los pimientos que es donde desarrollo mi oficio ancestral, y del cual ya les he contado, todos los puentes son posibles, para conectar todas las posibles realidades.

¿Pero que tiene que ver esto de “construir puentes’’ con los caballos? Ellos son los manifestadores del viaje. El caballo es quien nos permite viajar a través de este puente entre distintas realidades, dentro de su nobleza este ser casi mágico nos posibilita la conexión entre una subjetividad y otra.
Resulta que cada ser es una realidad en sí, un mundo de posibilidades en desarrollo, dentro de una retícula, como una telaraña, una realidad personal que se relaciona con otras realidades personales configurando un mundo tejido como un gran telar. Pero cada realidad es única, valida y legitima en cuanto a ser una realidad en sí misma, es en su distinción  donde se fundamenta su legitimidad y esta distinción solo es posible en el observar de otra realidad que le observa, por tanto las distinciones que hacemos respecto de las realidades que observamos  son distinguidas y caracterizadas desde la perspectiva de nuestro observar y tienen sentido y significado justamente dentro de ese mismo observar, es en nuestra mirada que la otra realidad adquiere ciertas características que estarán determinadas por nuestra experiencia. Es en el espacio de nuestras relaciones donde una determinada realidad personal es de tal o cual manera. Es desde el observar de un humano que una mariposa es más bella que una araña, por dar un ejemplo. Esta distinción no aparece como una condición de ser de la realidad personal, sino como una característica de su corporeidad en cuanto realidad, que se hace evidente en el resultado de la interacción de esta con el entorno conformado en el marco de nuestras relaciones.
En la medida que ese observar se hace más formal y las distinciones que surgen en ese observar adquieren rasgos definitorios y concluyentes, como podría ser, por ejemplo, una clasificación científica, las realidades personales tienden a excluirse, pero básicamente a negarse como realidades legítimas, coexistentes y en relación dentro de ese gran telar. Esto se verifica finalmente en que muchas de las realidades personales que interactúan dentro del espacio de las relaciones humanas aparecen categorizadas y circunscritas a definiciones subjetivas que surgen desde quien observa y cuando este observar se concreta en el lenguaje que signa y define categorías representativas de cada realidad, el distanciamiento puede ser abismante, determinando incluso las posibilidades de desarrollo y evolución de aquella realidad personal que es observada. Es aquí donde surge la necesidad de construir puentes entre las realidades que conviven en el espacio de las relaciones humanas y en tal sentido el caballo es un agente crucial en esta tarea, al relacionarse con ellos, desde el respeto y el afecto. Para comprender al caballo debemos aprender a escucharlo. Son seres increíblemente inteligentes, sensibles y espirituales, a los cuales el hombre debe gran parte de su historia. El verdadero control viene de una correcta educación, tanto del jinete como del caballo. Es en este marco de coexistencia, de reciprocidad y de reconocimiento, donde el caballo nos conduce por un puente que es construido por el terapeuta en colaboración y conjuntamente, tanto con jinete y caballo. En este viaje el caballo nos guía en la adquisición de distintas competencias que van cambiando las miradas de quienes observan las realidades que conforman jinete y caballo, en este sentido el puente que se construye es aquello que une y legitima cada realidad personal con aquella realidad que observa. Es entonces el trabajo ecuestre, la labor formativa asistida por caballos desde una mirada respetuosa y amorosa, la que genera ciertos cambios cognitivos, tanto del usuario de la actividad ecuestre como de quien observa dicha actividad y dicho operar de la triada formada por jinete – caballo – terapeuta.
La mirada respetuosa y amorosa solo se da en el amar, el amar es el dominio de las conductas que se dan en el espacio de las relaciones humanas como un modo de convivir humano y hace referencia a  la necesidad de apasionarse con algo, a las emociones, la intuición, el deseo de unión, los sentimientos internos, la trascendencia, los afectos, la capacidad de entrega, el esmerarse por algo, la voluntad, el consentimiento, el reconocimiento de los otros como legítimos otros, el cariño, el desarrollo del tacto y los afectos, los mimos, la autoestima, la capacidad de acompañar sin manipular, la amistad, el enamoramiento, la mística, la capacidad de pensar con el corazón. Nacemos en la confianza, el bebe se entrega y depende de los adultos que le cuidan, por lo tanto la mayoría de nosotros nacemos en un estado de confianza, se nace amoroso y se conserva el vivir en el amar solo si se convive con adultos amorosos en el dominio del amar.  La consolidación del Amar, será posible en la medida en que se consiga por una lado, la comprensión del amar como el reconocimiento de la interrelación de las distintas realidades que conforman el espacio de las relaciones humanas, de los otros como legítimos otros en coexistencia con uno, por la aceptación de una identidad propia, en síntesis, cuando se hayan alcanzado la correspondencia entre las relaciones humanas en la cotidianidad que recreen la coherencia y el sentido del marco donde el modo de establecer las relaciones entre personas sea en el respeto y auxilio mutuo en el fluir del amar.
Construir puentes es entonces rehabilitar aquellas redes de relaciones que están pero que no han sido habilitadas,  la realidad misma es un manto de posibilidades en un entretejido de saberes y aconteceres interrelacionados; la relación es la verdadera sustancia; todo es relación; la red de nexos y vínculos es vital. En el espacio o mejor dicho en el vacío de las circunstancias, están todas las posibilidades posibles para que todo acontezca. Por ello es que somos seres decisionales, en nuestro observar determinamos la ocurrencia de alguna de aquellas posibilidades posibles, es nuestra experiencia (patrones culturales, emociones, recuerdos, pensamientos) la que fija los parámetros que definirán nuestra realidad, es decir escogemos la realidad que vivimos. El tomar buenas decisiones, entonces será determinante para nuestro bienestar. Para que esto ocurra es necesario favorecer por un lado, el desarrollo de las habilidades y capacidades del usuario (jinete) para que adquiera ciertas competencias que le permitan una determinada autonomía, un adecuado nivel de adaptación, mejores opciones de integración e importantes rangos de operatividad en los distintos dominios de existencia de su habitar. Y por otro lado, generar las condiciones de aceptación de la otra parte, la otra realidad en cuestión, constatando las posibilidades de desarrollo en virtud de favorecer la expresión del usuario como una realidad posible y plena. En mi experiencia he podido conocer el caso, de unos Padres preocupados, que desde su observar, y recalco, desde su observar, el hijo es limitado  en su desarrollo neurológico y por ello su motricidad es reducida, están tan convencidos de eso que se desviven y deambulan de un lado otro buscando la mejor terapia, pero siempre mirando desde la inhabilidad, desde aquello que falta. A tanto llega esto, que pareciera que mi jinete en cuestión se ha ido convenciendo e incorporando esta “característica” a su realidad personal. Sin duda que es posible que su corporeidad sea muy distinta que la de otro niño o niña de su edad, pero aquí vuelvo a recalcar que esto solo sucede desde el punto de vista de quien observa esa realidad. Es dentro del espacio de cierto tipo de relaciones humanas que allí podría haber una minusvalía. Distinto es si pensamos que esa realidad es una realidad en sí misma con un modo de expresión y funcionalidad propia y que sus inconvenientes de operatividad surgen en la interacción con ciertas expectativas que el entorno ofrece en el espacio de las relaciones humanas.
En Caballos Terapeutas  construimos puentes para unir dos realidades distintas y que desde la perspectiva del personal observar de cada una, perecieran estar muy lejos una de otra aunque compartan los mismos espacios físicos, sociales y culturales. Es así como nuestro jinete en cuestión, desde su realidad, desde las habilidades que ya posee ha ido creciendo y desarrollándose, como así también sus padres al modificar su observar han empezado a entender el juego que significa el desarrollo humano y el crecimiento personal asistidos por caballos. Construir un puente significa entonces re-unir, re-ligar, re-establecer los contactos entre dos subjetividades a través de la creación de un espacio de intersubjetividad, generando una nueva realidad, que es co-construida a partir de la existencia de este puente.
Nuestra tarea ahora es diseñar un puente que acerque a nuestro jinete a otras realidades operantes en nuestro espacio de relaciones, que vaya procurando un nuevo habitar en los distintos dominios de existencias del convivir humano. En esta tarea he diseñado un modelo de intervención de cuatro fases o etapas que organizan un conjunto de actividades que de manera secuenciada y progresiva va conduciendo al  usuario o jinete hacia ciertas mejoras funcionales neurológicas, motrices, emocionales y sociales.


viernes, 17 de agosto de 2012

EL PAÍS DE LOS PIMIENTOS





El País de los Pimientos. Este es un espacio que se construye dentro del marco y los conceptos de un modo de establecer nuestra relación con  los caballos que denominaremos por ahora, ‘’El sendero de los caballos’’, este espacio es la conformación de  una  realidad que se construye a partir de un intercambio de intersubjetividades de aquellos que están involucrados en este juego, es decir, alumno, profesor y caballo o usuario, caballo y terapeuta, cada uno aporta elementos que se conjugan, dentro de este espacio sagrado y que finalmente conforman un lugar, en donde se desarrollan las actividades ecuestres y terapéuticas.

El espacio sagrado tiene por efecto destacar un territorio del medio cósmico circundante y de hacerlo diferente, estos espacios se revisten de signos, códigos y lenguajes que indican la sacralidad del lugar, la orientación, las formas, las posiciones, las conductas, revelando las dinámicas y los procesos de comunicación que mantienen con otros espacios sagrados, los cuales proveen el equilibrio necesario para la subsistencia de los individuos o grupos, esta perspectiva de espacio sagrado corresponde a la realidad terrenal, desde donde se vinculan con otros mundos, el mundo de la forma se alimenta de las deidades y del inframundo para mantener el equilibrio natural.

El paisaje sagrado está pleno de contenidos simbólicos y significados, que conforman un entorno natural y humano, que ha permanecido históricamente dentro de los parámetros ancestrales donde se insertan formas actuales que se integran al territorio generando conceptos de desarrollo alternativos a las manifestadas hasta la actualidad.

Estoy convencido de que guardamos patrones comportamentales y culturales que, tal huella genética, heredamos de nuestros antepasados y permanecen en nosotros, en un estado latente a la espera del proceso, situación o acontecimiento que los despierte y los traiga al presente. A partir de esto subyace en nosotros un concepto de territorialidad sagrada que nos conecta con otros territorios, con otras realidades cuya singularidad y diversidad nos permite nuestra propia singularidad y diversidad, nos permite ser y estar.  Pensando en esta idea es que “El País de los Pimientos” surge como un terreno en donde es posible que nuestra singularidad y diversidad, quede soslayada como un rasgo de nuestra particularidad y no como una condición ante el observador, que habita y observa dentro de ese mismo espacio sagrado.

Este espacio es sagrado, en cuanto que esta sacralidad está dada por ser un espacio del cual se entra y se sale para la práctica de ciertos ritos y tareas que buscan reunir en torno a una actividad que nos involucra espiritual, emocional, mental y físicamente, es decir nos involucra integralmente como seres humanos. Esta territorialidad es simbólica y cultural que se va construyendo y llenando por decirlo de una forma, poco a poco en la medida que los participantes van aportando distintos elementos, en algunos casos la riqueza de este espacio está determinada por la imaginación principalmente de los niños o usuarios dentro de un espacio de convivencia y aceptación incondicional, en donde las cosas no son buenas o malas a lo más pueden ser erróneas y por lo tanto susceptibles de mejorar siempre. Es un espacio de confianza y auxilio mutuo, de calidez y acogida siempre, es un lugar para el bien-estar.

La propuesta se orienta hacia la generación de un espacio de carácter intersubjetivo alternativo para la co-construcción teórica, reflexiva, práctica y compleja que facilite la comprensión del entorno global y personal, articulando las diversas racionalidades y cosmovisiones presentes en los diferentes dominios de existencia de los involucrados. Se trata de crear espacios de diálogo, reflexión, debate y co-construcción, que permitan una nueva condición del saber, del saber hacer, del saber ser y del saber estar, sin que se repliquen las relaciones de poder asimétricas que han primado hasta el momento.

La persona, el usuario, dentro de este espacio es, SER - ESTAR - HACER al mismo tiempo y su vivencia tiene lugar dentro de un universo vivo, en el cual no hay nada inerte, por eso el  habla con la tierra, con el sol, las plantas, los animales, la luna, las piedras, el cosmos. En este espacio todo es posible. Esta realidad  que podría considerarse “imaginada”, "soñada", es por sobretodo "vivenciada" en cuanto acontece dentro de un espacio atemporal pero, que está circunscrito a un lugar físico determinado; la realidad está presente en forma simbólica, más que en forma representativa o conceptual. La realidad es soñada y a través del sueño es recreada, revelada, co-construida. Esta co-construcción de la realidad se da en lo festivo-celebrativo, en donde se hace más intensa, más vital, más vivencial y esto lo posibilita el juego y el rito que ello implica.

Lo primordial aquí es entender y asumir esto, como una forma de comprensión del mundo, como una nueva forma de racionalidad, una que reconozca,  que dentro de este lugar sagrado, la realidad surge de la interrelación de los elementos que la componen y los agentes que la co-construyen. Esta racionalidad no separa, no fragmenta, no mutila la realidad; la relación sujeto-objeto es inseparable, ambos son co-constructores de realidad. La realidad desde esta cosmovisión no es ni lógica ni lingüística, es ante todo simbólicamente presente, el símbolo predilecto es la realidad misma que se muestra como un complejo de signos concretos y materiales que se refieren mutuamente unos a otros. Dentro de este espacio todos podemos ser y eso es vivificador, tanto como experiencia vivida y compartida, como experiencia co-construida.

La racionalidad, desde esta mirada privilegia más los sentidos "no visuales": el tacto, el olfato, el oído, el gusto; entre ellos el tacto es el privilegiado; por eso es que el usuario "escucha la tierra, el paisaje, el cielo", siente la realidad; se comunica con el caballo, desde la proximidad de la caricia de su mano o con el cepillo de limpieza. No se ordena, se solicita, se pide colaboración y se pide permiso para actuar. Es una racionalidad emocional-afectiva (de corazón), el usuario piensa con el corazón y comprende a la realidad como interrelación, como tejido en conjunto y no como fragmentos a ser reificados según una cierta lógica lineal.

Conocer algo desde la racionalidad propuesta significa realizarlo celebrativa, cósmica y simbólicamente; se trata de una comprensión espacio-temporal al mismo tiempo: las categorías temporales no son pasado, presente y futuro, sino antes y después sostenidos por un espacio fuerte del aquí y el ahora, el "poder del ahora"; antes y después están co-presentes. Se plantea una noción de tiempo helicoidal, cíclico, por tanto lo que acaba da inicio a lo que comienza, se funde un antes en el futuro con un antes en el pasado. El futuro no es algo que viene y el pasado no es algo que se acumula detrás, en esa circularidad, es más bien el usuario quien viene del futuro y va hacia el pasado. Esto está dado por la circularidad del espacio diseñado, trabajar sobre el circulo, es como transitar o dibujar un mándala, existen puntos por los cuales pasamos varias veces y en los cuales podemos corregir la ejecución de nuestras tareas, pues nos movemos en un tiempo circular y en un espacio que es espiral. Desde esta racionalidad el tiempo-espacio es multidireccional;  antes y después, el futuro está detrás y pasado delante.

La racionalidad que aquí propongo a diferencia de otras cuya base de generación del conocimiento y de forma de organización del mismo es totalmente fragmentaria y mutilante, es una racionalidad fundamentalmente relacional y vivencial; el "mito fundante" es el de la relacionalidad vivencial y no el del orden.

La relacionalidad se da en el marco de una cosmovisión de carácter múltiple, esto es en el seno de una unidad entendida como diversa, son los tejidos en conjunto, recíprocamente vinculados que se entretejen ellos mismos; es una percepción relacional en la cual todos los elementos están integrados, articulados, interconectados. El arjé, el principio es la relación, el ser, el ethos es la relación o mejor dicho la relacionalidad es el todo, se trata de una red de relaciones, de un   permanente en-redarse, de un tejido relacional, de una concentración relacional.

Ahora bien dentro de este enfoque de la realidad que se construye en este espacio sagrado o espacio de intersubjetividad, tenemos que concluir que esto es pensado como “… un cierto 'modo de concebir la realidad', una 'manera característica de interpretar la experiencia vivencial', un 'modo englobante de entender los fenómenos', un 'esquema de pensar', una 'forma de conceptualizar nuestras vivencias', un 'modelo (paradigma) de (re) presentar el mundo’’’ que nos permite posibilitar la expresividad profunda de contenidos cognitivos, emocionales y afectivos que se traducirán en formas de realización motriz.

La relacionalidad es entonces de carácter hologramático e implica: reciprocidad, complementariedad y correspondencia.

Son las relaciones de convivencia entre las personas las que fundan este espacio educativo - terapéutico. Es a instancias de la generación de este espacio relacional humano que se pueden integrar dimensiones de contenido técnico o metodológicas, siempre secundarias e instrumentales, en el uso que de las mismas hacen las propias personas, siendo estas quienes deciden, según sus deseos y preferencias, el sentido y la validez que han de tener dichas dimensiones.

Me queda la impresión que en muchas de nuestras prácticas terapéutico – docentes tendemos a transformar los fundamentos técnicos en, un fin en sí mismo, perdiendo de vista que deben ser considerados medios, meras formas para el logro de ciertos determinados propósitos. La generación de un espacio como el propuesto, busca favorecer un encuentro y la habilitación de una red de nexos en donde los involucrados en el proceso vivan y convivan en el bien-estar que surge del moverse en una «autonomía reflexiva y de acción» que los hace naturalmente responsables, libres y éticos.  Hacer posible, a través de la realización y conservación de tal espacio, un encuentro humano en que uno mismo, el otro, la otra o lo otro resultan legítimos «otros» en convivencia con uno, ampliando los espacios de plasticidad conductual, es decir de modificación del comportamiento, de un modo de habitar, de estar y de transformación congruente con el mundo que la comunidad  trae a la mano en su vivir y convivir.

Los contenidos emocionales, afectivos, cognitivos, sociales y culturales que cada cual aporta, y me refiero al usuario, terapeuta e incluso caballo como agentes involucrados en el proceso terapéutico se ponen en juego dentro de este espacio, que es donde ocurre, sucede o acontece una realidad distinta a la realidad personal o subjetiva que cada cual sostiene en su propio vivir, esta realidad se da en un convivir que es transicional entre la realidad objetiva o convencional y la realidad subjetiva o personal, no es ni una ni otra sin embargo es tanto una como otra conformando el constructo de una realidad nueva, que se expresa en una temporalidad distinta, anteriormente hablaba de un espacio atemporal, pero es más preciso hablar de un tiempo diferente que sucede en el presente, un presente continuo y cambiante en tiempo cero, que podemos describirlo como un siendo o sucediendo, es allí  donde somos, en una libertad y autonomía que solo es posible en un espacio de convivencia acordada en el respeto y la legitimidad.  Es en esa libertad que esta comprensión de desarrollo humano asistido por caballos queda configurada como una invitación a ver que todo el vivir humano ocurre como tal en las relaciones humanas en la continua creación de mundos, y que pueda transferirse en el simple convivir. A través de la generación de este círculo sagrado es posible construir una racionalidad nueva que explique y describa desde la experiencia, una realidad también nueva, en donde el ser se afiance, crezca y se desarrolle y desde allí pueda manifestarse en el vivir, y desde la comprensión del vivir y del convivir, pueda transferirse a otros dominios de existencias, a otros ámbitos del quehacer humano, ver que la realidad pertenece al explicar del vivir y el convivir humanos.

La construcción del “País de los Pimientos” se debe a la intención de poder establecer un lugar donde conjuntamente con uno de los usuarios de caballos terapeutas, portador de trastorno generalizado del desarrollo, conformar una zona de encuentro. Estimulado por algunas lecturas de Winnicott, es que me di a la tarea de buscar la fórmula que lo permitiera. La existencia de un corral circular me dio la idea de un espacio mandálico, que debíamos ir llenando con todos aquellos elementos que nosotros consideráramos   pertinentes o necesarios, dicho espacio estaba rodeado de montañas, plantas, aves, mariposas, caballos, curiosamente los humanos aparecimos tardíamente. Repasando una tarde, en una de las sesiones, lo que ya había dentro de este espacio, es que descubrimos que los árboles que rodeaban este corral circular eran casi todos “Pimientos”. Así surge el nombre, cuando este usuario en cuestión me dice – ‘’ que esto parece el país de los pimientos’’ y sobre el lomo de nuestro caballo recorrimos este país cruzando ríos, atravesando laberintos (conos y banderolas). Descubrimos al caballo con sus distintos estados de ánimo, su lenguaje corporal, siempre había algo nuevo que aprender. Al tiempo después los contenidos que se aportaban en ese país, fueron situaciones de colegio, de familia, de la imaginación, recuerdos, conocimientos, que eran comunicados a la familia y al psicólogo. Según Winnicott, y le encuentro razón, el caballo es un puente entre la realidad interna del infante y la realidad empírica, gradualmente puede pasar de la omnipotencia del pensamiento y esa cáscara que le aísla del exterior a desarrollar una membrana más permeable. Así se dio un espacio para la comunicación y el intercambio. Así también lo replique en otros casos, transformándose en una experiencia creativa y reveladora de las posibilidades que cada ser encierra y de su manifestación cuando se posibilita su expresión y realización.

El círculo puede simbolizar, no solo las perfecciones ocultas del punto primordial, sino los efectos creados; dicho de otro modo, el mundo en cuanto se distingue de su principio. Los círculos concéntricos representan los grados del ser. Todos ellos constituyen la manifestación universal del Ser único y no manifestado. En todo esto, el círculo representa la totalidad. El movimiento circular es perfecto, inmutable, sin comienzo ni fin, ni variaciones; lo que lo habilita para simbolizar la temporalidad, que se define como una sucesión continua e invariable de instantes todos idénticos unos a otros... El círculo simboliza también el cielo, de movimiento circular e inalterable.

 “El más poderoso símbolo que nos re-une es el círculo”, independientemente de toda religión. Desde la antigüedad los clanes de nuestros antepasados se reunían en círculo alrededor del fuego, nos sentamos en círculo cuando queremos mirarnos, cuando queremos compartir. Considerando este símbolo, estamos considerando el yo unido con todo. El círculo representa la totalidad, todo lo que está adentro de él es una sola cosa, así el círculo se convierte en un templo; esto es su aspecto espacial. Cuando miramos a todo el horizonte y nos asombramos mientras giramos para ello, estamos viendo un círculo; y cuando lo hacemos así con el horizonte de nuestra espiritualidad, se entiende mejor al alma como un círculo donde todo confluye.
 Ahora analicemos el aspecto temporal del símbolo. El círculo es el símbolo por antonomasia de un ciclo, y nos da una imagen sin principio ni final, como es nuestro verdadero ser, nuestro espíritu. El círculo de la vida misma es un ciclo, las estaciones del año, las horas, los cumpleaños, las costumbres y tradiciones; vas a un lado y regresas, alfa y omega, la fuente y el destino. Es por todo esto que tengo la idea de que cada ciclo nos ofrece la oportunidad de volver a empezar pero con una perspectiva diferente si así se elige. Cada ciclo es la oportunidad de aprender la lección para poder elevarnos a un estado de conciencia de mayor plenitud. El círculo es un símbolo universal porque representa experiencia sucediendo todo el tiempo, es el ir y venir de la experiencia humana. De esa manera, experimentamos lo circular cotidianamente con la opción de mejorar en cada vuelta, y es por lo mismo que hago alusión a un mándala que representa en definitiva la desintegración de lo uno en lo múltiple y la reintegración de lo múltiple en el todo.

Así en caballos Terapéutas se trabaja en el círculo que adquiere la conformación del ‘’país de los pimientos’’.




viernes, 13 de abril de 2012

Taller de Estimulación integral asistida por caballos.









La importancia de la estimulación  oportuna, contribuye a mejorar el crecimiento de los niños, por lo que se convierte en una necesidad el recibirla.
            
La estimulación integral asistida por caballos consiste en un conjunto de medios, técnicas, y actividades con base científica y aplicada en forma sistémica y secuencial que se emplea en niños desde  los 3,5 hasta los 6 ó 7 años aproximadamente, con el objetivo de desarrollar al máximo sus capacidades cognitivas, físicas y psíquicas, permite también, evitar estados no deseados en el desarrollo y ayudar a los padres, con eficacia y autonomía, en el cuidado y desarrollo del infante.
La estimulación asistida por caballos, busca estimular al niño de manera oportuna, el objetivo no es desarrollar niños precoces, ni adelantarlos en su desarrollo natural, sino ofrecerle una gama de experiencias que le permitirán formar las bases para la adquisición de futuros aprendizajes.

Áreas de la Estimulación integral
Para favorecer el óptimo desarrollo del niño, las actividades de estimulación se enfocan en cuatro áreas: área cognitiva, motriz, lenguaje y socioemocional.

El área cognitiva:
Le permitirá al niño comprender, relacionar, adaptarse a nuevas situaciones, haciendo uso del pensamiento y la interacción directa con el caballo, los objetos y el mundo que lo rodea. Para desarrollar esta área el niño necesita de experiencias, así el niño podrá desarrollar sus niveles de pensamiento, su capacidad de razonar, poner atención, seguir instrucciones y reaccionar de forma rápida ante diversas situaciones.
Área Motriz:
Esta área está relacionada con la habilidad para moverse y desplazarse, permitiendo al niño tomar contacto con el mundo. También comprende la coordinación entre lo que se ve y lo que se toca, lo que lo hace capaz de tomar los objetos con los dedos, tomar las riendas, conducir el caballo, hacer nudos, etc. Para desarrollar esta área es necesario dejar al niño tocar, manipular e incluso llevarse a la boca lo que ve, permitir que explore pero sin dejar de establecer límites frente a posibles riesgos.
 Área de lenguaje:
Está referida a las habilidades que le permitirán al niño comunicarse con su entorno y abarca tres aspectos: La capacidad comprensiva, expresiva y gestual. La capacidad comprensiva se desarrolla desde el nacimiento ya que el niño podrá entender ciertas palabras mucho antes de que puede pronunciar un vocablo con sentido; por esta razón es importante hablarle constantemente, de manera articulada relacionándolo con cada actividad que realice o para designar un objeto que manipule, de esta manera el niño reconocerá los sonidos o palabras que escuche asociándolos y dándoles un significado para luego imitarlos.
 Área Socio-emocional:
Esta área incluye las experiencias afectivas y la socialización del niño, que le permitirá sedntirse querido y seguro, capaz de relacionarse con otros de acuerdo a normas comunes.
Para el adecuado desarrollo de esta área es primordial la participación de los padres o cuidadores como primeros generadores de vínculos afectivos, es importante brindarles seguridad, cuidado, atención y amor, además de servir de referencia o ejemplo pues aprenderán cómo comportarse frente a otros, cómo relacionarse, en conclusión, cómo ser persona en una sociedad determinada. Los valores de la familia, el afecto y las reglas de la sociedad le permitirán al niño, poco a poco, dominar su propia conducta, expresar sus sentimientos y ser una persona independiente y autónoma.
El trabajo conducido con caballos puede establecerse como una estrategia que considera el aprendizaje como un proceso mediador en donde se establece un compromiso entre caballo, educador y usuario y como una estrategia de investigación para hacer efectivos cambios constantes en el conocimiento, en el comportamiento, en el pensamiento y en la acción. Cada ejercicio o actividad  está especialmente diseñada para lograr una estimulación integral  que vaya dotando al niño o niña de destrezas y competencias que favorezcan un mejor estar consigo mismo y con los demás.

Las sesiones se desarrollan en las instalaciones del Club de Rodeo la Reina, ubicadas en el Parque Mahuida al final de Avda. Larrain.

Tenemos cupos disponibles los días Martes o Jueves 

Informaciones:  Teléfono móvil +56991690983